Revisar Una prueba de coraje | El drama conmueve aunque adolece de algunos clichés

Revisar Una prueba de coraje |  El drama conmueve aunque adolece de algunos clichés

Prepara tus pañuelos para llorar en otro drama emotivo con un perro protagonista. Esta vez se trata de Una prueba de coraje (o arturo el reyen el original), un largometraje que llega a los cines el 4 de abril y cuenta la historia de un perro callejero que se hace amigo de un atleta y su equipo, siguiéndolos durante un campeonato de carreras de aventuras muy difícil.

Protagonizada por Mark Wahlberg (ted), la película está basada en la vida real de Mikael Lindnord, un atleta que obtuvo buenos resultados, pero nunca una victoria concreta. A pesar de tener algunos clichés muy predecibles, la película se aleja de lo común durante gran parte de la trama y logra conmover al espectador de diferentes maneras.

En la trama, el protagonista decide emprender un campeonato en República Dominicana tras comprender que nunca sería feliz si no intentaba por última vez tener una victoria en su haber. Para ello, recluta a una vieja amiga, la hija de un campeón de escalada, y a Liam, un colega que lo irritó profundamente al publicar una foto de él mismo atrapado en el barro en un campeonato anterior. Resulta que dejar la rivalidad a un lado y aceptar a su colega es la única forma de que el protagonista consiga el patrocinio que necesita.

Con eso resuelto, él y su equipo se embarcan hacia el país caribeño para traer la medalla a casa. En esta primera mitad, el drama todavía intenta encontrarse a sí mismo y se divide entre situar al público mostrando la historia y personalidad del protagonista y prepararlo para el drama que viene a continuación, mostrando la vida del perro deambulando por las calles de la ciudad. país. De hecho, el lugar está representado con mucha pobreza y suciedad, como la mirada estadounidense ya está acostumbrada a mirar los territorios latinoamericanos.

Aliviando este malestar, el espectador consigue ir conectando con la historia poco a poco, porque, efectivamente, la trama es interesante. Hay momentos de angustia cuando los deportistas casi mueren en una arriesgada tirolesa y también emotivos como cuando el perro salva la vida de todos mostrándoles que iban a caer por un precipicio.

Lo que está claro es que Una prueba de coraje intentó alejarse de las narrativas tradicionales de las películas de perros destacando también a los protagonistas humanos y esto, de hecho, logró sorprender a la audiencia y hacer que el público fuera capaz de preocuparse al menos por Michael.

Sin estos antecedentes, sería simplemente una persona sin importancia. El problema es que hay un error fundamental que no se puede ignorar: la proporción de la trama. En dos tercios de la película, el campeonato ocupa más tiempo en pantalla que la relación entre Michael y el perro. Y si la película fue creada precisamente para resaltar esta amistad, entonces la versión es errónea.

El encuentro de Michael y Arthur

Los éxitos, a su vez, siempre caen en el regazo de Arthur: el perro recibió su nombre después de que Michael creyera que tenía la postura de un rey. Lindo y con esa mirada que a cualquiera le derrite el corazón, protagoniza momentos desgarradores, como cuando casi se ahoga sólo por seguir a Michael en la carrera de remo. Interpretado por el perro Ukai, es el mejor de la escena y demuestra emociones de forma más natural que los humanos.

Su encuentro con el protagonista no es nada grandioso: se encuentran en una de las paradas en boxes de la carrera y Michael le da de comer. Al contrario, es bastante sencillo demostrar la sencillez del amor y la lealtad de un perro hacia su dueño. Resulta que esta sutileza no se utiliza mucho en el resto del guión, ya que la película opta por un narrador que cuente algunos detalles en lugar de imágenes que los retraten. Es una elección de dudoso gusto y que ciertamente empobrece la obra.

La necesidad de retratar la supremacía estadounidense en la pantalla también es inquietante. Para empezar, la película convierte al protagonista en un estadounidense, mientras que el deportista que inspiró la historia procedía de Suecia. Este cambio no afecta la historia, pero ¿era realmente necesario?

Más tarde, cuando la carrera termina y Arthur está más débil, lo llevan a un veterinario local. El médico examina y confirma que la eutanasia es la mejor solución para el caso y supondrá darle al perro una muerte digna e indolora. Arthur y Michael se muestran reacios y es entonces cuando el protagonista suelta la frase más arrogante de la película, advirtiendo que lo llevará a Estados Unidos, donde realmente podrá ser tratado.

Sin caer en la ingenuidad, está claro que luchar por la vida de tu mejor amigo canino es algo loable, pero reforzar la idea de que Estados Unidos siempre es mejor que los países subdesarrollados (o cualquier otro) es algo habitual en producciones de este género. ¡Cansado, lleno de prejuicios y totalmente innecesario!

Lágrimas y más lágrimas

Como se esperaba, Una prueba de coraje también hay clichés que hacen llorar al público: el perro enferma; él y el protagonista tienen que separarse en un momento determinado y todo lo demás necesario para arrancar lágrimas del público sin dificultad. El mensaje final refuerza cómo la presencia de un amigo de cuatro patas puede cambiar la vida de una persona. El cambio de resultado también es positivo, ya que en la vida real Michael y su equipo terminaron en el puesto 12 y en la película lograron ganar la medalla de plata.

Por tanto, es imposible negar que la película tiene sus méritos, pero también errores considerables. Por tanto, una calificación de tres estrellas es buena. Vale la pena gastarse la entrada y el pañuelo, pero no es inolvidable.

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