Bajo las aguas del Sena | ¿Podrían los tiburones vivir en los ríos de Francia?
En vísperas de los Juegos Olímpicos de París 2024, se identifica un misterioso tiburón en el río Sena, uno de los símbolos de Francia. Como es habitual, las autoridades locales ignoraron inicialmente las advertencias de los científicos, lo que garantiza escenas de terror y mucha acción. Este es el lema de Bajo las aguas del Sena, una película estrenada recientemente por Netflix. Vista la historia, cabe preguntarse si los tiburones podrían vivir en medio de una ciudad y qué realidad, ficción y ciencia hay en el guión.
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Destacamos que la historia no está inspirada en hechos reales y los ríos de Francia nunca han estado infestados de tiburones. A pesar de mucha ficción, hay algunos elementos reales y con base científica en la película. Bajo las aguas del Senacomo veremos a continuación.
¡Atención! A partir de ahora podemos compartir algunos spoilers de la película. |
¿Pueden los tiburones vivir en agua dulce?
Toda la película se basa en la idea de que los tiburones, conocidos por habitar en océanos y mares (ambientes de agua salada), podrían habitar en un río en el que hay agua dulce. Aunque son raras, algunas especies pueden vivir en los ríos.
“Hay especies de tiburones y rayas que habitan en agua dulce”, dice Federico Argemi, Gerente Técnico de Operaciones del Acuario Oceánico y Doctor en Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires, para el canaltech. Por ejemplo, el tiburón toro (Carcharhinus leucas) puede moverse entre ambientes con agua salada y dulce. Tiburones del género Glifis viven específicamente en agua dulce.
Para permitir que estos animales marinos habiten en este entorno diferente, las principales adaptaciones se concentran en el sistema excretor, ya que “este sistema puede mantener y regular la osmolaridad [a concentração de sais] en el cuerpo de los animales”, explica el biólogo.
Las glándulas del recto y las branquias ayudan en este proceso y se han desarrollado a lo largo de miles de años de evolución.
Sin embargo, sigue siendo muy improbable que un tiburón se esconda en las aguas de un río en una ciudad importante, como París, incluso si el canal no está contaminado. Allí faltarían presas de las que alimentarse.
Causa de mutaciones genéticas.
Para justificar la existencia del nuevo tiburón y, en consecuencia, de una nueva especie, los científicos de la película Bajo las aguas del Sena abogan por una acumulación de mutaciones genéticas asociadas con nuevos comportamientos. De hecho, estos animales atacan a los humanos con más facilidad, son más violentos y crecen mucho más de lo esperado.
Acelerando el proceso evolutivo y las mutaciones están los alarmantes niveles de plástico en los océanos. La criatura que invadió París fue vista originalmente en medio de una isla de plástico en el océano.
Hasta el momento, “no hay pruebas” que vinculen los plásticos oceánicos con mutaciones en los tiburones, comenta el experto. Por otro lado, se sabe que los fenoles son un componente del plástico con impacto en la salud. “Es posible que tengan un efecto mutagénico”, sugiere Argemi.
Cómo se reproducen los tiburones
Quizás uno de los puntos más aterradores de la película es el momento en que la bióloga marina Sophia (Bérénice Bejo) y el miembro de las fuerzas armadas Adil (Nassim Si Ahmed) descubren que no existe solo un tiburón, sino un pequeño ejército de estas criaturas.
La respuesta a esta proliferación sin precedentes de tiburones en las aguas del Sena reside en la capacidad de partenogénesis de estos animales. Se trata de reproducción asexual, sin fecundación de gametos, en la que las hembras pueden generar clones.
De hecho, Argemi afirma que esto puede ocurrir y ya ha sido documentado para la especie de tiburón martillo (Sphyrna spp.). “Es una estrategia reproductiva para mantener la especie. El problema es que, en caso de cambio [positiva ou negativa nos genes]se transmitirá a la descendencia y podría causar problemas en el futuro de la especie”, añade.
Balance de Bajo las aguas del Sena
En el balance general de la nueva película de Netflix dirigida por Xavier Gens hay mucha más ficción que realidades posibles a lo largo de la trama. Sin embargo, un punto en el que la historia tiene toda la razón es la importancia de preservar los tiburones en los océanos. Aquí no estamos hablando de cría de tiburones en los ríos de las ciudades.
“Los tiburones mantienen el equilibrio [e o equilíbrio] en las poblaciones de peces en el medio marino”, recuerda el biólogo Argemi. Después de todo, están en la cima de la cadena alimentaria del océano. Sin embargo, la sobrepesca, la contaminación del mar y la pérdida de hábitat ponen en riesgo a diferentes especies.
Así, a pesar de los innumerables errores, la activista Mika (Léa Léviant) tuvo algún motivo, en los primeros minutos de la película, para defender la existencia del tiburón.